Me ha alegrado mucho saber de ti pero también me ha
entristecido enterarme que no has estado bien.
Ya sabes que puedes contar conmigo, que aquí estoy si me
necesitas.
Yo estoy bien, no me puedo quejar.
Ahora mismo estoy viviendo una etapa serena, tranquila e
intento disfrutarla al máximo junto a mi familia y mis amigos.
Deseo tanto que tú llegues a este punto, mi querida amiga.
Refúgiate en el amor a los demás y regálalo como yo hago, a
mí ésto me ha ayudado mucho.
Yo soy feliz dando sin esperar nada a cambio pero sin
embargo recibo tanto, ellos también me dan amor y su amor me hace fuerte, tan
fuerte que soy capaz de afrontar aquello que hace no mucho, me hundía en la tristeza.
Podrías acercarte a la sede de Cáritas de tu ciudad, allí
podrías colaborar en alguna actividad.
Estoy segura que tienes tanto bueno en tu corazón, regálalo
y verás como tu vida cambia, ya no pensarás sólo en ti, sino también en los
demás.
No importa que tu fe no sea muy fuerte, tú comienza andar y
déjate llevar.
Todo está en ti, sólo tú puedes salir de dónde estás y sólo
tú has de tomar la decisión.
Tómala ya, mira hacia delante y camina, algunas veces irás
rápido otras en cambio, tus pasos pesarán mucho y se harán lentos pero no
temas, siempre encontrarás una mano amiga dispuesta a compartir ese peso y
juntos, el paso se aligerará.
Hace ya tiempo que te brindé la mía, cógela cuando la
necesites.
He decidido hacer esta carta pública, solo por ti.
Es mi pequeño granito para que despiertes, como yo un día
desperté.
Un beso
m