Desde
hace un tiempo, al mirar hacia atrás, la melancolía antaña se tornó en rabia.
Rabia
por no haberse impuesto en el pasado y no haber luchado por sus sueños.
Rabia
por olvidarse de ella, creyendo que dedicarse a ellos era su deber y que su
felicidad era la suya.
Un
día descubrió que su vida era una mentira, que su lucha y sacrificio no habían valido la pena, no sólo no valoraban su esfuerzo, sino que pensaban que ella era
la culpable del caos que reinaba y que les envolvía.
Entonces
su rabia creció por haberse dejado llevar y nunca haber pensado en ella.
Pero
poco a poco todo cambió, ya no siente rabia, la rabia fue desapareciendo, fue saliendo, dejando su alma, entrelazada en las lágrimas que sus ojos derramaban.
Ahora
con el amanecer de cada día, en su corazón entran rayitos de esperanza y con él
nuevas ilusiones.
Es
hora de mirar al horizonte sin temor porque en él está su presente y
su futuro.
En
el horizonte está su vida, está …
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